Lunes. 11:55 AM.

No más de media hora hace que me he levantado. Después de diez horas de sueño me encuentro hasta ligeramente mareada, no sé si será el calor, el sueño inexistente o las ganas de volver a echarme.
A pesar de ser lunes y, por norma general, odiarlos con todo mi ser, éste, me gusta. Hoy, comienza una nueva semana. Una semana que deja atrás una de las semanas más complicadas y extrañas de mi vida, una semana donde he forjado parte de mi futuro en una nueva ciudad, y donde he comprendido que llorar sólo significa estar viva.
Hoy, como nueva temporada que comienza, voy a pasármelo bien. Estoy harta de caras tristes. Voy a salir, reír, caerme, levantarme, soñar, sonreír… y todo porque quiero, porque no voy a dejar que nada ni nadie me haga esbozar el mínimo rasgo de tristeza, y porque la vida consiste en caerse y volverse a levantar, y hoy me he levantado con ganas de comerme el mundo.