Hoy me he levantado con energía, ganas de comerme el mundo y no dejar nada en el plato.No se si es porque en estos días estoy aprovechando cada día como si fuera el último o porque el fin del verano me hace cambiar el chip, sea lo que sea, me gusta.
Nada mas despertarme lo primero que quiero hacer es ponerme música para dar saltos por la habitación, ni mirarme al espejo ni desayunar, moverme como una loca por cada rincón.
Y puede que sea eso, que el fin del verano me haga querer alargarle, pero, siendo sinceros, me da igual que haga sol, que llueva, cada cosa tiene su encanto.
Bajo el sol puedes ir a la playa, a la piscina o incluso tirarte toda una tarde haciendo fotos, pero bajo la lluvia todo cambia, todo se vuelve especial.
¿Quién no ha probado a caminar bajo la lluvia? ¿O cerrar los ojos sintiendo la lluvia sobre los parpados? ¿O besar a alguien mientras las gotas recorren tu cara? Son el tipo de cosas que no se pueden hacer bajo el sol, y por eso, a veces gana la batalla la lluvia.
Estos días los voy a aprovechar como si no hubiera vida después del 17 de Septiembre.
Voy a salir, a reir, a cantar, a bailar, a saltar, a llorar si hace falta. Voy a vivir mis últimos días en Santander como si no hubiera mañana.
Voy a salir de fiesta, voy a emborracharme, voy a gritar hasta quedarme sin voz...
